Por: Marcela Cuéllar
Eran las 5 de la mañana, y estaba lista para partir de casa. No había micros aún, pero tenía que estar a las 6 de la mañana en el Cuarto Anillo y Doble Vía La Guardia. Ansiosa, nerviosa, preocupada por llegar a la hora. Encontré una moto y le pedí que me llevara. “Treinta y cinco bolivianos, caserita”, respondió el conductor. “Lléveme volando”, le respondí.
Cuando todo el grupo se conformó, partimos a las 7:30 de la mañana. Casi no viaja Solimar Andia -alumna de la Carrera-, quien estaba comprando en el Hipermaxi y no se dio cuenta que había partido el bus.
Estaba cansada, y todo el camino dormitaba. Abría por ratos mis ojos soñolientos y nuevamente los cerraba. Fueron varias horas de viaje.
Al fin, escuché una voz que decía: “¡Llegamos, llegamos!”. Me desperté y preparé mi cámara, dispuesta a retratar los mejores detalles que encontrara en mi camino. Estábamos a 166 kilómetros de la ciudad, en el pueblo de Quirusillas, cantón de la provincia Florida del departamento de Santa Cruz.
Fotos del pueblo de Quirusillas, tomadas por Joel Candia.





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Llegamos al Restaurant Alojamiento “Doña Esneide”, que se encontraba a una cuadra de la plaza principal. Con una sonrisa de oreja a oreja nos recibió la propietaria del lugar. Inmediatamente nos mostró la cantidad de habitaciones disponibles y abrió las puertas de cada una de ellas.
“Siéntanse como en su casa, disfruten del paseo”, repetía una y otra vez la señora que, tan amable, nos recibía en su casa. Incluso prometía un almuerzo que “estaba para chuparse los dedos”, repetía ella.
Recuerdo que bajé presurosamente y llevé mi maleta hasta la primera habitación del lado izquierdo del pasillo. Abrí la puerta y conté cuántas camas había. Eran cinco, y lo primero que dije fue: “Justo lo que necesitábamos”.
Recuerdo que con Yandy, Nadia, Solimar y Natalia compartimos la misma habitación. Estábamos tan cansadas que elegimos en cuál cama dormiríamos y nos lanzamos como en una piscina de agua refrescante.
Pero la licenciada Martha Paz, jefa de la Carrera de Comunicación, quien estaba a cargo de la organización del viaje, con un tono muy amable pero firme a la vez, nos dijo: “Chicas, no descansen todavía, tenemos que ir a ver al alcalde”. Ni modo -pensé en silencio-, más tarde descansamos. Y sacamos nuestras cámaras, las mochilas o carteras de mano, y nos dirigimos hacia la Alcaldía.
¡Qué puntualidad la del burgomaestre! Nos esperaba muy alegre de compartir información sobre su trabajo realizado en beneficio de la región. Gabriel Jiménez se llama y también es comunicador de profesión, además de licenciado en Ciencias de la Educación. Cumple su tercera gestión de gobierno municipal hasta la fecha, representando al Partido Demócratas.
Él tenía la mesa lista con el retroproyector y material impreso para repartir a los alumnos. Me senté en la segunda fila. Estaba con mucha expectativa de conocer sobre ese lugar. Era la primera vez que lo visitaba.
Así empezó él su exposición: “Bienvenidos, queridos alumnos de la Universidad Evangélica Boliviana. Estoy ansioso por mostrarles un poco sobre nuestro hermoso municipio, que fue creado un 24 de septiembre de 1943”.
Mientras nos mostraba imágenes sobre diferentes zonas, fue maravilloso conocer acerca del proyecto de conservación que desarrollan actualmente en su gestión de gobierno en coordinación con toda la comunidad. Este proyecto tiene como objetivo “la preservación de los recursos naturales de la zona”. El alcalde relató cómo nació la iniciativa.
Fotos de los paisajes de Quirusillas, tomadas por Joel Candia.





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El año 1998, los valles cruceños tuvieron la sequía más fuerte del departamento, porque el río Quirusillas, que atraviesa las zonas de Samaipata, Mairana y Pampa Grande, se secó en un gran trecho. Por esta razón, los comunarios de las zonas afectadas vinieron hasta Quirusillas y pidieron a las autoridades que les permitieran regar solo el fin de semana. Los habitantes de Quirusillas aún gozaban del uso normal del agua y podrían seguirla aprovechando de lunes a viernes.
Sin embargo, las autoridades se negaron y no quisieron acceder ante esta petición. “Una actitud egoísta y poco solidaria”, afirma Gabriel Jiménez.
Se convocó a la policía y se armó todo un lío. “Quirusillas versus los otros gobiernos municipales”. Los comunarios afirmaron que si no les permitían regar el fin de semana, bloquearían la vía de acceso de Quirusillas a la carretera que va a la ciudad de Santa Cruz de la Sierra.
“Así como a nosotros se nos muere el ganado y se secan nuestros cultivos, ustedes tampoco saldrán con sus productos, ambos perderemos”, gritaban, enardecidos, los comunarios. El plazo que dieron fue hasta el día sábado. Pero los quirusileños respondieron: “¡Que vengan! ¡Acá los esperaremos con palos y piedras!”.
Divina fue la intervención, ya que la madrugada del viernes llovió tormentosamente y se llenaron de agua los ríos de todas las comunidades cercanas a Quirusillas. Así se evitó un enfrentamiento entre pueblos cercanos y hermanos.
A raíz de esta experiencia, las actuales autoridades se preocuparon en elaborar el proyecto de conservación de los recursos naturales de la zona. Consiste en la preservación del agua de los bosques de este municipio.
Aunque se informaba a los comunarios de los beneficios que tendrían, había una fuerte oposición de quienes se oponían a no cortar árboles, a no chaquear, con el discurso “de qué viviremos”.
Sin embargo, aun con tanta oposición, se promulgó la Declaración de Área Protegida y Santuario de Vida Silvestre a más de la mitad del territorio quirusilleño.
Las autoridades ofrecieron a los comunarios otras alternativas de actividades que les generasen recursos económicos, pero que también sean amigables con la preservación de los recursos hídricos de la zona.
“Hemos hecho una alianza con cada uno de los habitantes de la región para comprometerlos a colaborar económicamente con 2 Bs, que les recargamos mensualmente en la factura de agua. Ese dinero lo utilizamos para diversas actividades en pro de la conservación de los bosques”. Colaboran en las diferentes iniciativas la Gobernación Departamental y la Fundación Natura.
Algo que llamó mi atención fue escuchar que también han hecho alianzas voluntarias con comunarios que han decidido preservar intactas varias hectáreas de sus tierras, a cambio de recibir, como compensación, cajas para la producción de miel, plantines frutales, alambres y todo lo que necesitan para mejorar sus condiciones de trabajo, siempre en amistad con el medio ambiente.
Respiré hondo y entendí la verdadera importancia de cuidar nuestra naturaleza.
Terminó la exposición del alcalde Gabriel Jiménez, y la jefa de la Carrera de Comunicación Multimedia Estratégica de la Universidad Evangélica Boliviana, licenciada Martha Paz, hizo la entrega de una carta de intenciones para encarar proyectos culturales en conjunto.
Realmente disfruté de tan valiosa disertación, corta pero muy sustanciosa. Mis compañeros se acercaron para sacar algunas fotos, y la secretaria nos regaló material impreso, incluyendo un cuaderno para anotaciones que contenía la historia de la región.
“Tengo hambre”, se escuchó en los pasillos de regreso al alojamiento. Eran mis compañeros, que pedían a gritos el almuerzo. Caminamos lo más rápido posible y llegamos como en competencia hacia la cola, que era larga en ese momento, para recibir nuestros platos.
Estaba muy contenta, porque tuve la oportunidad de entrevistar al licenciado Gabriel Jiménez, alcalde de Quirusillas, quien me comentó algunas experiencias personales sobre su “lucha y perseverancia mientras dure su gestión”, como lo afirmó en varias ocasiones mientras conversábamos.
Mi cansancio no se iba y quise descansar un rato en la cama. Comí con mucha rapidez y me fui a acostar. Pero en unos minutos escuché una vez más la voz de la jefa de Carrera, quien decía: “Coman rápido, chicos, y no se duerman. Hay que ir a visitar la laguna”.
Con sueño dije: “¡Ay, no!” y seguí recostada. Pero Natalia y Nadia, mis compañeras de cuarto, estaban atentas y me hablaron para ir a la plaza, porque de ahí partiríamos hacia la Laguna Esmeralda. No había un bus en el que cupiéramos todos, así que nos acomodamos en varios vehículos.
Nosotros encontramos a Jhon David Utani, presidente del Control Social del municipio de Quirusillas, quien amablemente accedió a llevar a cuatro estudiantes. Los afortunados fuimos Andrés, Natalia, Nadia y yo.
Sin esperar más, nos dirigimos hacia la laguna con ansias de llegar y sacar algunas fotos o grabar algunos videos, ya que la mayoría de los estudiantes participaríamos de un concurso de periodismo de viajes.
Las dos primeras fotos muestran cómo María Fernanda Alcócer produjo la tercera foto.
El tramo era largo, de unos 20 minutos. Aunque estábamos viajando en un auto Toyota pequeño, de dos puertas, y a pesar de que el terreno tenía muchos pozos y lodo en el camino, llegamos sin ningún problema.
“¡Al fin!”, exclamaron las chicas con un timbre de voz cansado, pero aún con expectativa. Inmediatamente empezaron a sacar fotos y grabar sus videos.
Pero aún no llegaban los demás. Al parecer, esperaron bastante la aparición de movilidades disponibles que los trajeran hasta la laguna.
Quisimos ir al otro lado de esta, pero en el camino apareció un toro con grandes cuernos, que no mostraba una cara amigable y confiable. “Ni modo -dijimos-, no nos arriesguemos”. “A mi padre lo corneó uno la anterior semana”, contó Andrés. Así que regresamos de nuevo al mismo lugar adonde habíamos llegado.





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Media hora después aparecieron los demás compañeros, pero ya nosotros habíamos terminado de fotografiar y filmar, así que decidimos regresar.
En el camino, don Jhon David, nos habló sobre su trabajo. Él tiene que viajar cada día más de 20 minutos hacia la laguna para controlar que la gente no pesque con dinamita o redes, ya que en el lugar está prohibida la pesca comercial. “Es difícil”, comentaba con un suspiro que parecía cansado. Pero también afirmaba que no permitiría que ganen terreno “estos comunarios irresponsables”.
Casi al final de la tarde llegamos al alojamiento y la señora Esneide nos esperaba con un sabroso refrigerio. Eso fue realmente gratificante. Terminamos de comer y nos fuimos a la cama a descansar.
Pasaron unas dos horas y empezó a escucharse: “¡Despierten, despierten, ensayen para la noche de talentos!”. Pensamos que sería en el alojamiento, pero nos enteramos que sería al aire libre, en plena plaza central.
Escuché ensayando a Solimar, y pensé: “Yo podría cantar también”. Así que descargué una pista de la cantante cristiana Yulissa y empecé a ensayar. Pasaron unos minutos más, la cena ya estaba lista y nos llamaron para comer. Terminamos y nos fuimos con Natalia y Nadia en dirección hacia la plaza.




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Fue una noche llena de sorpresas. Muchas compañeras y compañeros cantaron, actuaron, bailaron y declamaron. Hasta participaron las licenciadas Martha Paz y Ximena Taborga. Me sorprendí sinceramente, ante tan espontánea presentación. Incluso el profesor de teatro, Juan Manuel Vargas, cantó una canción de Manolo Otero, después de afirmar: “No puedo quedarme atrás, ya me entusiasmaron”.
Pasaron unas dos horas, y me sentí muy cansada. Nos fuimos con mis compañeras al alojamiento, y decidimos bañarnos y prepararnos para descansar. Antes de cerrar mis ojos, dije “¡al fin puedo descansar!” Fue un día muy atareado, con muchas actividades emocionantes, pero había llegado al límite de mis fuerzas. Suspiré y dormí hasta el otro día.
El domingo amaneció con mucho sol, era perfecto para pasear. Me bañé, desayuné y preparé mi cámara, aunque me puse un poco triste porque se había acabado la batería de mi computadora.
Comentamos con Nadia y Natalia que deberíamos aprovechar este último día. De que terminamos de desayunar, nos fuimos para la plaza, de donde partiríamos. Esta vez había dos micros a disposición de los alumnos, para transportarnos en grupo, sin problema.
Nos subimos a ellos y partimos rumbo a los bosques altos húmedos. Ahí también había una laguna muy grande, llamada Campana. Conversé con Don José Rosales, habitante de la zona, quien me comentó que la gente del lugar es muy trabajadora y cuida mucho sus recursos naturales.
El licenciado Edgar aprovechó para sacar muchas fotos. Cuando las vi, me emocionaron. Realmente él tiene mucho talento.
Decidí aventurarme hasta la otra orilla de la laguna y empecé a caminar en fila con otras compañeras que iniciaron la travesía. Podría decir que fue divertido, pero la verdad la pasé muy mal. Me caí cerca de la orilla y me lastimé el pie fuertemente. Solo dije “¿que hago acá?” y regresé al micro. Desde ahí traté de guardar en mi memoria esa hermosa vista, llena de tan exuberante naturaleza.
En unos minutos llegó la licenciada Martha de la otra orilla, acompañada de algunos estudiantes, y nos invitó un sabroso refrigerio (soda y un rollito de queso). Enseguida partimos de regreso a la plaza de Quirusillas.
Este regreso fue emocionante porque, mientras bajábamos por el camino de la montaña, observamos una vista realmente maravillosa. Los compañeros empezaron a reír, a jugar, y estaban más relajados y contentos por tan grata experiencia.
Pero también aprovechamos para conocer una plantación de maíz, y cargar agua a los “toma todo”, porque el sol realmente azotaba con toda su fuerza.
Llegamos al alojamiento después de una media hora de viaje , y lo primero que hicimos fue almorzar. Estábamos con mucha hambre y también ansiosos por regresar a casa. Nos apuramos a guardar nuestras cosas en las maletas. La verdad, ni terminé de almorzar. Sólo comí una sopa de maní y me fui a la cama los últimos minutos para descansar hasta que la flota viniera por nosotros. Sólo pensaba que este viaje valió la pena.
Quirusillas, tierra bendecida y privilegiada con el regalo de una hermosa naturaleza y una tierra apta para producir todo tipo de vegetales.
Un maravilloso mensaje quedó grabado en mi corazón: hay que preservar nuestros recursos naturales. La creación es perfecta, es un regalo de Dios. Cuidemos todo lo que tenemos a nuestra disposición, cambiemos de actitud y no seamos insensibles ante la necesidad de preservar el agua y la vida de nuestros bosques, en beneficio de nuestras futuras generaciones.
Crónica fotográfica del viaje a Quirusillas. Autor: Harol Guzmán.
https://youtu.be/pUGbO2GDnGs
Reportaje audiovisual del viaje a Quirusillas. Autor: Róger Laime.
https://youtu.be/6_B9K9aHPmk
Ensayo fotográfico “Pugnas de poder”. Autor: Joel Candia.











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Serie fotográfica de María Fernanda Alcócer.







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