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Autor: Luis Gustavo Rojas

Gracias a la producción de los abonos orgánicos que desarrolla el Centro de Investigación Agrícola Tropical (CIAT) en su Estación Experimental de Saavedra, los productores de Mairana, Comarapa, Valle Grande, Quirusillas, San Julián y Cuatro Cañadas experimentan un aumento de alrededor de un 50%  en su producción de hortalizas, soya, arroz, yuca y caña. Esto es posible por los 2000 litros de fertilizante líquido biol y las 18 toneladas de humus de lombriz que produce esa institución anualmente.

El biol

Desde hace 10 años, en la Estación Experimental de Saavedra, perteneciente al CIAT, se produce el fertilizante orgánico biol, que se origina a partir de la descomposición de materiales orgánicos, como estiércol de animales herbívoros y residuos de cosecha, tanto de plantas verdes como de frutas. Rubén Hugo Suárez, técnico del Proyecto Yuca e Investigación Regional, explica que el biol se obtiene a través de biodigestores, contenedores cerrados herméticos que permiten llegar a producir 2000 litros anuales de ese biofertilizante.

Según Suárez, el CIAT tiene como objetivo brindar una alternativa de fertilización orgánica al productor. La institución también promueve que los productores puedan producir su propio biol a bajos costos, ya que, en comparación a los productos químicos, es mucho más accesible y, por supuesto, permite obtener productos más saludables para el ser humano.

Suárez añade que este abono líquido es una fuente de fitorreguladores que ayudan a las plantas a tener un óptimo desarrollo, y a soportar el ataque de plagas y enfermedades, así como los efectos adversos del clima. Logra un mejor desarrollo de las raíces, aumenta la producción de clorofila en las plantas y acelera la germinación de las semillas

Suárez manifiesta que, entre las desventajas del biol, está el tiempo largo que representa el preparado y, por otro lado, la maquinaria que se necesita para ello. Además, cuando se prepara este producto, suele tener un olor bastante fuerte, desagradable para el productor. Y, por último, agrega que si no se protege del sol, puede disminuir su periodo de utilidad. Pero, obviamente, señala Suárez, las ventajas son mayores, como ya se señaló más arriba.

https://youtu.be/l-Py76c8xA8

El humus

Igualmente, en la Estación Experimental de Saavedra, de forma reservada, miles y miles de lombrices rojas californianas (Eisenia foetida) trabajan lixiviando estiércol y produciendo humus orgánico, abono potente para los cultivos y solidario con el medioambiente.

Sandro Oño, trabajador del área de Transferencia y Tecnología del CIAT, menciona que el humus orgánico que se extrae es un abono ciento por ciento natural, que se obtiene tras un proceso de tres a cuatro meses, en el que la lombriz roja californiana recicla su alimento a través de su tracto intestinal. 

Añade que en la composición de este abono producido por lombriz, todos los elementos, como nitrógeno, fósforo, potasio, calcio, magnesio y sodio, son naturales y están presentes en cantidades suficientes para asegurar el desarrollo de las plantas. Los suelos ricos en humus y en materia orgánica son menos sensibles a la sequía, recalca Oño.

Según el funcionario del CIAT, el humus de lombriz es muy concentrado, ya que una tonelada equivale a diez toneladas de estiércol. También tiene un alto contenido de auxinas y hormonas vegetales que influyen de manera positiva en el crecimiento de las plantas.

En producción de humus, la Estación Experimental de Saavedra cuenta con tres plantas bandas que, después del proceso de extracción, permiten obtener, cada cuatro meses, seis toneladas de humus, lo que en un año equivale a dieciocho toneladas.

https://youtu.be/vz9Dn-xvUcw

Para los productores de los diferentes municipios

El CIAT promociona estos tipos de fertilizantes orgánicos entre los pequeños productores de los diferentes municipios, especialmente los de los Valles Cruceños, considerando que es la zona productora de hortalizas por excelencia. Si bien en años anteriores los comercializaban, hoy en día los distribuyen de manera interna al mismo tiempo que capacitan a los pequeños productores en la producción de sus propios fertilizantes.

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