Skip to main content

Es casi media noche. Sebastián, con la mochila en la espalda, los ojos rojos y los párpados caídos por el cansancio, llega a su casa. Encuentra a sus hijos dormidos, una vez más. Toma un baño y se desploma sobre la cama. Sebastián es un profesional que trabaja en la Gobernación del departamento de Santa Cruz. Hoy no consigue dormir, la preocupación inunda sus pensamientos: tiene una esposa y dos hijos que dependen económicamente de él y hace tres meses espera un salario que no llega. Es tanto su agotamiento físico que no tiene energías ni para moverse. La campaña electoral de marzo 2015 está acabando con él.

Cuando el año 2014 terminaba, Sebastián recibió la llamada de una amiga invitándole a trabajar temporalmente en la Gobernación de Santa Cruz. Lo mejor de la propuesta era la probabilidad de que lo temporal se convirtiera en algo estable al siguiente año.

Actualmente, la mayoría de los profesionales que trabaja en la Gobernación de Santa Cruz, lo hace con contratos temporales, son consultores. Existen dos tipos de contratos de consultoría: los consultores de línea y los consultores 121. Los consultores de línea tienen contratos iniciales de 3 meses, prorrogables a máximo 10, pero sin ningún tipo de beneficio social (seguro médico, aguinaldo o finiquito). Los llamados consultores 121 tienen contratos de casi un año -11 meses o un poco más- y beneficios sociales. Por otro lado, está el personal de planta, con contrato indefinido y beneficios sociales. En la oficina donde trabaja Sebastián, casi la mitad del personal está constituido por probables futuros consultores de línea y, hace tres meses, no tienen contrato ni salario.

– Desde enero estoy trabajando sin contrato, con solamente la promesa o la palabra de la coordinadora, quien nos indicó que nosotros ya tendríamos que tener actividades desde tal fecha…
– ¿Cuál es esa fecha?
– 31 de enero.
– ¿Es decir que el trabajo de enero tampoco entraría dentro de tu futuro contrato?
– No, en esa ocasión vinimos a modo de voluntarios para ir haciéndonos conocer, como hacen varias personas en la Gobernación.
– Para poder tener tu contrato de consultor de línea de 10 meses, ¿cuáles son los requisitos que te han pedido?
– Bueno, el primero es cumplir con los requisitos profesionales que te exigen aquí, es decir, que puedas contar con la documentación que respalde la actividad en que vas a trabajar, y el segundo es poder contar con un aval político, que eso te lo tendrías que ganar, según dijeron, trabajando en la campaña, a favor del gobernador, dentro de tu distrito.

Sebastián nunca militó en ninguna agrupación política ni hizo campaña por nadie. Y, aunque simpatiza con el candidato para el que trabaja, la razón principal que lo lleva cada día a hacer campaña es conseguir el aval político que le permita asegurar el prometido contrato de tres meses con la posibilidad de ampliación a siete más. Si no consigue su contrato, no recibirá su salario por los meses ya trabajados. Razones suficientes para no poder dormir.

*****
Laura es una profesional apasionada por su trabajo, ella ama lo que hace, no trabaja por obligación sino porque cree que haciéndolo ayuda a construir un mundo mejor. Trabaja en la Gobernación de Santa Cruz desde hace más de un año. Tiene contrato de consultor de línea.

– Es decir, contratos con límite de tiempo determinado; en el régimen correspondiente para impuestos, significa que tengo NIT pero no facturo. Sin seguro médico. Y pago mi AFP mensualmente como independiente, previa recepción del sueldo mensual.

Para ingresar a la Gobernación como consultor de línea hay dos posibilidades: postulación a un cargo publicado en el Sistema de Contrataciones Estatales (SICOES), y por invitación directa del proyecto. Laura consiguió su puesto postulando al cargo publicado en el SICOES y cada gestión debe esperar que se publique el mismo cargo de trabajo para enseguida presentar su repostulación, con plan de trabajo, curriculum vitae y experiencia laboral que cubra los requisitos.

Las campañas políticas y los padrinazgos han sido totalmente ajenos a la vida profesional de Laura hasta que comenzó a trabajar en la Gobernación. Hasta ese entonces, ella tenía 10 años de experiencia laboral en ONGs nacionales e internacionales.

– Participar en campañas políticas es algo tan diferente al rubro de mi trabajo que nunca hubiera pensado estar en esto. Pero ha sido una experiencia agradable, me ha agradado mucho ver la buena recepción que existe por parte de la población. Ahora creo que cuando se trata de pensar en cambiar de gobernante, las campañas pueden significar mucho. Se trata de momentos decisivos, entonces me animo a decir que participaría de campañas en otras ocasiones, porque estoy convencida que hay que involucrarse para lograr cambios, de manera de no quejarse después porque el sistema no agrada o perjudica.

Laura considera que no es acertado que se obligue al personal a asistir a todos los actos electorales y, mucho menos, que se contrate a profesionales no idóneos nada más porque trabajaron en la campaña. Al igual que todos sus colegas, cuando sale de su oficina al final de la tarde para hacer campaña, se cambia el uniforme por una polera verde y emprende su segunda jornada laboral en el día. Esta vez la jornada es por las calles de su distrito, caminando y regalando banderas, poleras y adhesivos a los vecinos.

*****

Marco es uno de los pocos bolivianos afortunados que consiguió la beca de la Fundación Simón I. Patiño para estudiar su carrera universitaria y su maestría en Suiza. Uno de los principales requisitos de esta beca es que, al concluir los estudios, el beneficiario vuelva a Bolivia para contribuir al desarrollo del país.

– ¡Qué mejor forma de contribuir a mi país que trabajando en una entidad pública, trabajando para el Estado! – repetía Marco a todos sus amigos.

Marco cumplía con sus funciones laborales con la satisfacción de estar cumpliendo su deber y devolviendo un poco de todo lo recibido.

Cierto día, recibió una llamada del departamento de Recursos Humanos de la Gobernación de Santa Cruz. Él creyó que finalmente conseguiría el ascenso que tanto deseaba. Fue grande su sorpresa al recibir un memorándum de despido acompañado de la sencilla explicación del funcionario responsable: no había asistido a todos los actos proselitistas de las últimas semanas, no tenía suficientes firmas en las listas.

*****

En un día normal, sin las campañas, Sebastián se levanta temprano, prepara café, despierta a su hija y prepara el desayuno. En época de campaña, el cansancio no le permite despertar temprano.

– Uno prefiere dormir un poco más. Sobre la hora despierto a mi hija; mientras me visto, despierto a mi esposa rápido para que aliste a mi hija y al niño, y salgo sin desayunar, apenas lavándome la cara y los dientes. Llego retrasado al trabajo y me encuentro con la cara de los compañeros cansados comentando las actividades de la noche…

Sebastián desempeña sus actividades de trabajo hasta antes del mediodía. Es entonces que se reúne con sus compañeros de distrito para ir a una de las rotondas asignadas. Uniformados con poleras verdes, caminan entre los autos, bajo el resplandeciente sol, repartiendo folletos y pegando en los coches adhesivos del candidato al que apoyan. Después de las 13:30 horas buscan rápidamente qué comer para llegar a las 14:30 al trabajo. Llegan todos cansados y bañados en sudor. Antes de comenzar sus labores, entran al baño, se asean, se lavan la cara y algo del cuerpo, y se cambian de uniforme. Retoman su trabajo con normalidad. Al llegar las 18.00 horas, nuevamente todos se preparan para salir a las actividades electorales nocturnas. Media hora antes comienza el movimiento, los mensajes y las llamadas de coordinación.

– En nuestro distrito y con mi grupo, acompañamos al asambleísta en caminatas denominadas puerta a puerta. Vamos con banderas grandes, música y petardos para llamar la atención de los vecinos. Regalamos algunas cosas: poleras, gorras, llaveros o aretes.

Las actividades nocturnas concluyen aproximadamente a las 21:30 horas. Son alrededor de dos horas de caminata diarias. Las últimas noches las actividades cambiaron: Sebastián fue convocado al grupo que iba por el distrito pegando afiches en paredes, postes y cualquier lugar donde pudiesen llamar la atención de la población.

– Algunas veces nos invitan algo de comer o directamente firmamos lista de asistencia del distrito y de Recursos Humanos. Con eso terminamos retirándonos después de las 10, llegando a casa aproximadamente a las 11, cansados y sin muchas ganas de nada. Mis niños, o están durmiendo o están a punto de dormir. Me tomo un baño y… a dormir después de la media noche.

Las elecciones están cada día más cerca y la promesa de un contrato inicial de tres meses sigue siendo sólo una promesa. Sebastián cumple una jornada obligatoria de casi 14 horas sin salario alguno. Las cuentas por pagar no esperan y no aceptan promesas.

 

Este texto se elaboró en el marco de la Maestría en Comunicación Periodística UEB-UNESCO.

Leave a Reply