REPORTAJE
Por: Andrés Bejarano
En el mundo en el que vivimos existen alrededor de 20 mil especies de abejas que poseen una gran variedad de apariencias, colores, tamaños. En esta gran diversidad, existe una cualidad particular que las une a todas en una sola forma. Es su necesidad de estar junto a las flores para abastecerse de energía (néctar) y proteína (polen).
En Bolivia la cría de abejas (Apicultura) es muy utilizada, y en general el tipo de abeja que se emplea es la llamada abeja común o extranjera, por motivos de producción ya que rinde más; Pero también existe la cría de las abejas nativas o también llamadas sin aguijón, abejas que son cultivadas por indígenas bolivianos al igual que lo hacían hace aproximadamente 2.000 años a.c los pobladores de la tribu maya. A través de los años, esta práctica ha tenido una gran evolución para mantener estas abejas en colmenas, tal como explica la publicación Apicultura en Yucatán: un estudio en zoogeografía histórico-cultural escrito por Charles Franklin Calkins.
Meliponinos es el nombre científico que se lea da a las abejas nativas. Abejas de la tribu Meliponini, que se diferencian del resto de las abejas que existen en Sudamérica, ya que viven en colonias fijas, con una reina y varias decenas o miles de obreras. Y poseen un aguijón atrofiado (reducido) con el que no pueden picar.
En el caso de Bolivia hay pruebas de la existencia de esta tribu de abejas. Se han recogido evidencias de su presencia, se han reconocido aproximadamente 150 especies de la tribu, que están en la colección Boliviana de Fauna de La Paz, Museo Americano de Historia Natural, literatura académica, y Museo de Historia “Natural Noel Kempff Mercado”.
En Bolivia nace en 2017 una investigación muy importante, gracias al apoyo de Future Earth (Colorado State University) con su programa de financiamiento: Program for Earlystage Grants Advancing Sustainability Science: (PEGASuS). Centrado en esta tribu de abejas con la finalidad de su conservación, conocimiento de la diversidad y distribución en la región oriental del país. La bióloga e investigadora estadounidense Wendy Townsend fue la persona que impulsó este proyecto coordinado conjuntamente por el Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado, la Fundación Noel Kempff Mercado y la Universidad de Florida (UFL). Fallecida hace un año, Townsend emprendió esta investigación junto a un equipo integrado por cuatro investigadores.
En la actualidad Marcia Adler prosigue su trabajando en esta área, estudiando estas abejas de la tribu de Meliponini, en las dos regiones indígenas. Denominadas también Tierras comunitarias de origen (TCO). Estas regiones son la nación Monkox de Lomerío ubicada en el departamento de Santa Cruz en el oriente de Bolivia y en el territorio Sirionó en el departamento del Beni al noreste de Bolivia.
La importancia de estas abejas sin aguijón en estas dos regiones es sumamente vital por el uso milenario y conocimiento que poseen sobre los diferentes tipos de abejas. En el caso del territorio de los Sirionó, se trata de un pueblo, originalmente seminómada, en el que la extracción de miel fue una actividad cultural muy importante. “En la antigüedad, no se contaba con hachas y mucho menos con motosierras, por lo que la extracción de una sola colmena podía tardar casi todo un día” explica Zulema Lehm en su libro “Estrategias, Problemas y Desafíos en la gestión del terreno indígena Sirionó”.
Hoy en día, con la introducción de nuevas herramientas el proceso se volvió más rápida y más eficiente y las tradiciones en torno a la recolección de miel han cambiado, pero sigue siendo parte importante de la vida de los Sirionó; Según indica la publicación Nómadas del arco largo: los Sirionó del Oriente boliviano por Allan R. Holmberg en 1978.
“La parte más importante de este proyecto está directamente enfocado en la documentación de los conocimientos locales sobre estas abejas, conocimientos que al no tener un registro corren el riesgo de perderse a medida que pasa el tiempo” indica la investigadora Adler.
Cosa que actualmente se ha visto afectada en el caso de la Nación Monkox de Lomerío donde las producciones de miel silvestre son menores y optan por enfocarse en la crianza de la abeja extranjera.
El principal motivo por el cual se está dejando la práctica de la meliponicultura es que hay una muy baja producción en comparación con la denominada abeja extranjera ya que produce por colmenas 4 o 5 veces más miel.
Pero a pesar de ello la crianza de abejas sin aguijón tiene ciertos beneficios que la hacen única; como ser el bajo costo de implementación, mantenimiento, equipos e insumos. Baja inversión en tiempo y mano de obra. El beneficio más importante entre las otras es que es sostenible ambientalmente, además de prestar servicios ambientales a través de la polinización.
Este proyecto coordinado conjuntamente por el Museo de Historia “Natural Noel Kempff Mercado” ha logrado que los investigadores tengan un trato cercano con las comunidades indígenas de estas dos regiones. “Se ha logrado capacitar a la población joven en las técnicas, logrando así que se involucren más en su misma cultura y sus orígenes” expresó Marcia Adler.
Los objetivos de este proyecto de investigación son: Reunir conocimiento local sobre las abejas nativas y su rol actual y potencial en la zona para fusionarlo con conocimiento académico para ofrecer recomendaciones y lineamientos para mejor aprovechar de este beneficio de la naturaleza. Asimismo busca contribuir al conocimiento sobre la diversidad y distribución ecológica de las abejas nativas a través de colectas de todas especies posibles de abejas de las tribus Meliponini y Euglossini; Documentar las especies de plantas con las que interactúan, y desarrollar material didáctico para el público.
La recopilación de información sobre las especies de este proyecto de investigación se lleva a cabo a través de la investigación participativa, es decir una investigación donde los pobladores lugareños y en conjunto con los investigadores son los encargados de la obtención de información de estas abejas. Es así que mediante este proyecto se enseñar a los locales los diferentes métodos de captura y monitoreo de las especies de abejas nativas.
“Las abejas nativas en Bolivia juegan un rol muy importante ya que muchas comunidades indígenas, aprovechan desde hace mucho tiempo la producción de miel, cera y polen de estas abejas, ya sea para uso propio o para su comercialización.” expresó Marcia Adler
Otro objetivo que desarrolla el proyecto es que el público en general conozca la gran variedad de las abejas nativas que existen en estas comunidades.
«Actualmente el proyecto está en la etapa final a espera de la publicación de los resultados y hallazgos nuevos. Bolivia es un territorio poco explorado en estas ramas, pero que tiene un gran futuro y muchas oportunidades. Es ahí donde se encuentra su gran valor» explica la bióloga Marcia Adler.