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Las profanaciones de tumbas ocurren en Santa Cruz de la Sierra más frecuentemente de lo que pensamos en los cementerios clandestinos, que se encuentran en los barrios periféricos de la ciudad y superan en cantidad a los camposantos legamente establecidos.

Para las familias, eso les significa doble dolor porque sienten perder otra vez a sus seres queridos. Lamentablemente, no encuentran justicia ya que la profanación de tumbas no está tipificada como delito y, al denunciarla bajo otra figura legal (robo, hurto allanamiento, en fin), terminan perdiendo los casos en la justicia.

El mercado negro de restos óseos humanos existe porque hay demanda y oferta. La demanda viene de los estudiantes de medicina y de la brujería. La oferta, de gente inescrupulosa que se presta a desenterrar muertos y/o comercializar sus huesos. Los anuncios se dan en las redes sociales, entre otros espacios.

Silvana Cuellar hizo una investigación exhaustiva de este problema para su tesis de la Maestría en Comunicación Periodística de la Universidad Evangélica Boliviana.

 

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