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Quiero recordar la primera vez que estuve en la Manzana Uno, como todas las cotidianidades, esas que suelen pasar sin mayor trascendencia. No logro recordarlo. Debió ser hace algunos años cuando vine de visita, la verdad no lo sé. Lo que sí recuerdo fue la primera vez que vine con mi hijo. El también se acuerda de ese día. Fue el día en que conoció las burbujas.

Mateo tenía dos años, estaba algo resfriado y decaído, decidimos ir a la plaza principal, eran cerca de las 7 de la noche de un domingo cualquiera. Llegamos a la Catedral, a esa hora las palomas ya no están. Doblamos a la izquierda, hacia el sur, por uno de los muros de la catedral y, tras pasar un corto callejón casi siempre lleno de niños que bailan al ritmo de alguna tonada folklórica potosina a cambio de monedas, se abrió delante nuestro una explanada cuadriculada cual tablero de ajedrez. Ahora que lo pienso, tiene sentido. Ahí se libró una de las jugadas maestras de la vida cultural cruceña, un jaque mate sin precedentes. Y gran parte de esa victoria, se logró gracias a Facebook.

Son 2.356,495 m2 de espacio dedicado a la ciudad, al arte, a la cultura, a Santa Cruz. Pero no siempre fue así. Ahí funcionaba antes la Policía y, durante años, fue un edificio abandonado. La Ordenanza Municipal No. 052/97 de 22 de septiembre de 1997, ratifica: “La materialización de esta área verde permitirá la ampliación del espacio de la Plaza de Armas ‘24 de Septiembre’, preparando nuestra ciudad al próximo milenio con espacios en los cuales no sólo se respeten las tradiciones, sino que se revaloricen pedazos importantes de la historia de nuestro pueblo. Por necesidad y utilidad pública se declara que el uso de suelo del área de la Mz Nº 1, circundante al espacio en el cual se encuentra ubicada la Catedral Metropolitana o Basílica Menor de San Lorenzo, queda definido como área verde”.

El 24 de septiembre de 2005 se inauguró la remozada Plaza y la Manzana Uno. Hasta ahí ¿todo bien? No. El municipio de Santa Cruz no tenía la propiedad legal del inmueble, ex edificio de la Policía. Pese a esto, el Concejo Municipal de Santa Cruz de la Sierra aprobó el convenio para la implementación del proyecto «Espacio de Arte Manzana Uno», suscrito por el Gobierno Municipal y los artistas plásticos Ejti Marija Stih de Fernández, Valia Carvalho y Juan Bustillos, por un tiempo de cinco años. El convenio fue suscrito el 13 de septiembre y la restauración de la planta baja se realizó en tiempo récord. «La situación legal de este convenio y los intercambios entre la Alcaldía y la Policía deberán definirse en el futuro, pues los bienes del Estado sólo se transfieren mediante Ley”. Ese fue sólo el inicio del problema y a la vez el inicio de un nuevo y moderno espacio cultural, rescatado para los cruceños.

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Vuelvo a las burbujas.

Mateo y yo nos mezclamos entre la multitud. En una esquina están los pintores de aerosol, que de rato en rato roban una exclamación entre su audiencia al prender fuego con sus pinturas. Sobre el suelo están pegadas, con cinta adhesiva, cartulinas multicolores, paisajes lunares, planetarios, bosques y riachuelos que se venden en cincuenta bolivianos, una suerte de óleos urbanos de artistas de a pie.

Más allá veo al señor de las caricaturas, que por veinte bolivianos te dibuja si te sientas frente a él por veinte minutos. “No es muy bueno”, pienso, y los chicos a su alrededor se burlan de la modelo que está posando.

– No se parece en nada a la Madelein.

– No importa, mirá su nariz, qué chistosa.

– Yaaaa!.

“Fuerte acento paceño”, pienso. “Esos chicos no son de acá, están por el fin de semana, seguro visitan a sus primos por las vacaciones, hijos de inmigrantes collitas” que durante generaciones se han instalado en este crisol del oriente boliviano, la cuna del desarrollo, el progreso y las oportunidades. Vienen en busca de mejores días. Como yo, como mi Mateo, como mi esposo. Ya me hice la película completa.

El señor que cobra tres bolivianos porque uses su telescopio es mi favorito. Te enseña a ver la luna y te explica los cráteres y sus nombres. Más allá se mezclan los bailes de capoeira de los residentes brasileños, el breakdance de los chicos de la periferia, el skate de los urbanos, la vendedora de manzanas bañadas en caramelo color carmín, las fuentes de agua y la feria de artesanías donde encuentras desde peluches hasta manillas. Si esto no es cultura, si esto no es pueblo, ¿qué es?

La pintora Ejti Stih, el escultor Juan Bustillos y la artista visual Valia Carvalho, están a cargo de la planta baja del ex edificio de la Policía, ahora llamada Galería de Arte Manzana Uno. En el 2007, mediante la ley 3811 del Estado Plurinacional, el inmueble pasó a ser propiedad de la Asamblea Legislativa. Los tres artistas tienen vecinos, 58 para ser precisos y ocupan los pisos y oficinas de arriba. Son 58 parlamentarios del oficialismo y de la oposición que conforman la Brigada Parlamentaria Cruceña. Entre ellos, el presidente de dicha Brigada, el buen Moisés Salces, con quien Ejti comparte el canillita de la esquina.

Cuando entras a las cuatro imponentes habitaciones de la Galería, donde por cierto entras gratis, no puedes dejar de admirar la luz, la textura y el cariño que traspasa hacia el espectador. Es eso, o yo soy muy fan del espacio cultural. Es eso, o le he tomado cierto cariño después de leer que ese espacio “recuperado” era antes un urinario y estuvo abandonado por 13 años. Y como yo, habemos varios. “El proyecto cultural Manzana Uno demostró su aceptación popular, debido a la eficiencia con la que es administrado”, leí un día en el periódico. “71 exposiciones realizadas y 744.971 personas la han visitado en siete años (84 meses), lo que da un promedio de 8.868 visitas por mes”, éstas no son cifras para hacer a un lado.

Según Ejti Stih, el propósito del proyecto original es que Manzana Uno, más que una galería, “sea un espacio democrático para el arte”. Algunos dicen que lo ha logrado. No importa la hora ni el día, todos los que llegamos a la Manzana Uno, nos encontramos con escultura, pintura e instalaciones artísticas… gratuitas.

Salgo de nuevo hacia la feria artesanal.

– Señora, me compra burbujas?

– A cuánto?

– Las pequeñas, a cinco pesos y, las grandes, a diez. Vienen con repuesto de jabón.

– Dame una pequeña y un repuesto.

– Gracias.

Mateo me ve con cara de anticipación. Yo sacudo el recipiente, saco la tapa y soplo: cientos de burbujas de jabón salen disparadas. Mateo está con la boca abierta y corre detrás de las burbujas. Nunca olvidaré su cara. Es feliz. Su padre lo registró todo en video desde mi celular, el que después de unos años me robaron.

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– ¡La puta madre!, les quieren quitar la Manzana Uno

– ¿A quién?

– ¡A los artistas!

– Y ¿quién se las va a quitar?

– ¡El Salces!

– Y ¿por qué?

Le muestro el teléfono a mi esposo y le leo el titular mientras desayunamos: “La Manzana Uno debe dejar su espacio por orden de la Brigada Parlamentaria Cruceña”, La Razón Digital, 24 de octubre de 2012.

– ¿Pueden hacer eso?, pregunto

– Lo harán y lo arreglarán luego – me dice.

Mi esposo y Mateo (ahora de cuatro años) salen a la oficina y a la guardería, respectivamente. Yo abro mi computadora, recuerdo haber pensado: “esto debe estar reventando en Twitter”. Dicho y hecho, Natalia Chávez ya tuiteó:

@NataChavezGomes  Quieren desplazar a la #ManzanaUNO en #SCZ. Este un espacio de arte, no de oficinas públicas y funcionarios parásitos”.

Acababa de leer el primero de los casi 1.000 tuits que generarían los hashtags #ManzanaUno, #LaManzanaNoSeToca, #LaManzanaNoSeMueve y otros, desde ese 24 de octubre de 2012.

Me pongo a googlear y encuentro esto:

Que el artículo 101 del Texto Constitucional establece que las manifestaciones del arte y las industrias populares en su componente intangible gozarán de especial protección del Estado.

Que el numeral 14 del Artículo 108 de la Constitución Política del Estado señala que son deberes de las bolivianas y los bolivianos resguardar, defender y proteger el patrimonio natural, económico y cultural de Bolivia.

“Me imagino que alguien hará algo”, pienso mientras me alisto para salir. Tengo que estar en mi oficina a las 9 de la mañana.

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Alejandro Apodaca, músico originario de Villamontes, enfrascado en la ciudad de los anillos desde hace mucho años, líder de la banda de hip hop Doble A (con un fiel club de fans a cuestas que lo sigue, cual hincha de fútbol, donde sea que toquen), gestor cultural y conocido “facebukero”, chateaba esa tarde con su amiga Daniela ‘Pulga’ Bascuñán.

– ¡Hagamos algo, Pulga!

– Ya, pero ¿qué?

Daniela es madre, ex profesora de inglés, “facebukera” empedernida, no le hace mucho al Twitter, dice que no le entiende. Ella no tiene nada que ver con partidos políticos, pero conoce el poder de las redes sociales al momento de crear opinión pública.

– ¡Voy a crear un grupo en Facebook!

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Llego después de la oficina, de un trabajo al que prácticamente detesto. Cansada. Entro a mi cuenta en Twitter. El nuevo titular de El Deber confirma a las 00:01 am. que “Brigada emplaza a artistas a dejar la Manzana Uno” y esta vez es una entrevista de Leyla Anas a… ¡Moisés Salces! Veamos qué tiene que decir:

“Los responsables de la Manzana 1, Ejti Stih y Juan Bustillos, recibieron ayer del presidente de la Brigada Parlamentaria Cruceña, Moisés Salces, el aviso de que el espacio de arte deberá desalojar el edificio que comparte con esa entidad y con la Sociedad de Estudios Geográficos e Históricos de Santa Cruz, hasta el 15 de diciembre”, comienza la nota.

Salces dice que son 58 parlamentarios, entre titulares y suplentes, los que necesitan 58 oficinas. Se queja porque hasta ahora han trabajado “incómodos”, pero el “pueblo exige trabajo”. Sigo leyendo:

“Que no se vea como un desalojo”, dice Salces. “No es una decisión personal, sino de la directiva. Según una ley de 2007, el edificio es de la Brigada. Queremos actuar de la mejor manera. No nos vean como enemigos de la cultura”. Enemigos de la cultura. Esta frase será cobrada a su autor una y otra vez en las redes sociales, durante las próximas 72 horas.

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25 de octubre de 2012, el debate ya está caliente y encendido desde temprano en Twitter. Abro mi cuenta nuevamente y leo a Jessica Olivares invitando a un grupo en Facebook a la parlamentaria Jessica Echeverría. Hasta ahora, Echeverría es la única entre los aludidos parlamentarios de la Brigada que está tuiteando al respecto:

@jessicaolivares 25 de oct. de 2012

hola @jesicaecheveria te sugiero entrar a este grupo https://www.facebook.com/groups/290932234340245/291099540990181/ … es en defensa del espacio cultural #ManzanaUno”.

También busqué la cuenta de Moisés Salces, por si tenía alguna. Encontré esto:

“Moisés Salces Lozano @DipMoises

Siguiendo a 0 , Seguidores 0, Tweets 0”.

“Ya tienen grupo en Facebook”, me dije. Entonces… ¿es este el primer grupo de ciberprotesta en Santa Cruz?, ¿acaso está lista la ciudad de los anillos para subirse al tren de los indignados mundiales? Abro mi Facebook y ahí está: «Defendamos a la Manzana Uno como Espacio Cultural». El grupo había sido creado por Daniela Bascuñán. Solicité ingresar… y esperé.

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El ciberactivismo, el activismo digital, el activismo en línea, la protesta digital o como quiera llamarlo el autor de su preferencia, se encuentra en pleno auge en el mundo entero. Miles de ciudadanos conectados a internet han pasado del activismo de calle al activismo en la web 2.0. Existen casos de estudio dignos de historias desgarradoras, muy humanas y hasta crueles. La mayoría de ellas involucran a estudiantes, a ciudadanos de la clase media, a desempleados, indignados de todos los estratos sociales y a favor de las más variadas causas.

La mayoría de las protestas sociales que explotaron en las redes, lo hicieron alrededor de 2010, comenzando con la emblemática Primavera Árabe. Aquí algunos de los casos mundialmente conocidos:

Primavera árabe: en Túnez, entre octubre de 2010 y enero de 2011; en Libia, en febrero de 2011; y en Egipto, entre enero y febrero de 2011. El viernes 28 de enero, Egipto se convirtió en el primer país en cortar el acceso a internet durante las protestas en la web. Con el tiempo, más países adoptarán esta práctica.

Indignados de España: se inicia en marzo de 2011.

Movimiento estudiantil de Chile: comienza en mayo de 2011.

London Riots: agosto de 2011.

Occupy Wall Street: comienza en septiembre de 2011.

Primavera Mexicana: o el Movimiento #YoSoy132, inició en mayo de 2012

Turquía: finales de mayo y todo junio de 2013.

Brasil: junio de 2013, las protestas contra la Copa Mundial de la FIFA.

Entre otros.

Las causas a defender son diversas, sí, pero las características del uso de herramientas para el activismo digital son bastante parecidas. Las redes sociales, las páginas web, los sms, los correos electrónicos, los chats, los blogs y videoblogs, son los responsables de convocar, organizar, movilizar, generar opinión pública y hasta incidir en políticas públicas de estado.

Los jóvenes de esta generación se comunican y articulan en red y, en eso, nosotros, los más mayorcitos, nos hemos tenido que acomodar. Hemos aprendido a informarnos por el internet antes que por la televisión, la prensa o la radio. Los teléfonos inteligentes no sólo me permiten acceder de manera inmediata a la información con una conexión, también me permiten articular mis redes offline (la escuela, el colegio, la universidad, la oficina, el barrio, el círculo de amigos) y mis comunidades online (Facebook, Twitter, YouTube, Whatsapp, BBMessenger y otros). Todo esto, unido a la conexión en tiempo real, hace que la información sea sujeto de fácil distribución. Las aplicaciones y herramientas móviles hacen el resto del trabajo: registran los momentos a modo de historias, en fotos, textos, audios y videos. Lo último que aprendí a hacer fueron las famosas transmisiones en vivo o ‘twitcasting’ y a subirlas a mis redes. Una especie de antena de transmisión privada en mi mano.

Por primera vez no dependo de los medios de comunicación, ni de una cámara, ni del tiempo al aire, ni de un editor, o un productor, o un soporte privado. Yo soy el medio y me uso, no sólo para informarme, sino para generar contenidos e información. No es poca cosa, no en vano le dicen el quinto poder.

Los medios tradicionales pescan noticias en las redes y los diarios imprimen mañana los tuits que leí ayer. Al igual que la revolución causada por la imprenta de Gutenberg, que masificó el acceso a los libros, ahora el internet no sólo ha democratizado el acceso al conocimiento, sino que me da la posibilidad de producir ideas. El concepto de ciudadanía se dignifica. El que no se informa, es porque no quiere. El que no actúa en base a la información que recibe, bueno pues… ese es otro tema.

Castells dice que “el internet y la telefonía móvil abren nuevas posibilidades para procesos autónomos de movilización social y política que no gravitan sobre la política convencional y que no dependen de su inclusión en los medios de comunicación de masas”. Y yo digo que ahora se hace política desde el escritorio o celular. ¿Será? Es una forma romántica de decirlo, pero puede ser.

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Estoy hablando con Eliana Quiroz por skype, una de las ciberactivistas pioneras en Bolivia, necesito aclarar conceptos y saber cuándo y cómo Bolivia se embarcó en todo este rollo. Y me cuenta que el activismo existe desde la Revolución Francesa.

– ¿Tan lejos en el tiempo?

– Sí. Recuerda que el activismo es hacer política desde la sociedad civil, te identificas con una causa y te activas por ella, interpelas al Estado o al gobierno y te juntas con otra gente. Eso es activismo. El ciberactivismo hace lo mismo, pero con herramientas digitales.

– Y ¿cómo la semilla de esa revolución francesa empieza a generar sociedades civiles ciberactivas en Latinoamérica? – le pregunto.

– Hay dos hitos importantes en Latinoamérica que lo encienden todo. El primero es el Foro Social de Porto Alegre en Brasil de 2001. Y, antes todavía de eso, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional en México empieza a usar internet para visibilizar su causa. Ambos momentos son importantes, por ser significativos en la esfera política no partidaria. Eran considerados legítimos.

Mientras escucho las respuestas, pienso… ¿y Bolivia? Una sola palabra viene a mi cabeza: TIPNIS. Las redes sociales bolivianas se encendieron el 25 de septiembre de 2011, cuando fuerzas del Ministerio de Gobierno de Bolivia reprimieron violentamente a los y las participantes en la VIII Marcha por el Territorio, la Vida, la Dignidad y los Derechos de los Pueblos Indígenas.

– En medio de todo esto, se me ocurre pensar que los primeros en destapar la olla de grillos ciberactivos en Bolivia fueron los cibernautas que apoyaron la VIII Marcha Indígena.

– Si hay algo que logró la Marcha del TIPNIS y la apoteósica recepción en la ciudad de La Paz, es que fue sensible a la energía social del momento y logró acumular y concentrar esa energía en varios espacios o plataformas. Debajo de eso había como diez discursos diferentes que convivían o eran contrapuestos y que saltaron en los grupos focales de una investigación que se realizó con ciberactivistas. Pero no fueron los primeros.

– Ah, ¿no?.

– La movida de “Software libre” lleva casi 15 años de activismo en Bolivia. Otro grupo que ha logrado hitos importantes en el país es “Más y mejor internet para Bolivia” y, más recientemente, “Si se van los 300, me voy yo”.

Cada ciberactivista que se precie de ser uno, conoce estos tres movimientos en redes sociales y ha interactuado con ellos. Cada uno tiene en su haber, sus propias medallas y logros.

El grupo “Si se van los 300, me voy yo”, fue uno de los más rápidos en crecer en Facebook al canalizar la indignación de los usuarios de la empresa de telecomunicaciones TIGO. El 13 de mayo de 2013, debido al corte del servicio 3X300 de esta telefónica, los usuarios protestan y exigen su reposición, ejerciendo su derecho como consumidores. Se logra una posición oficial de la ATT (el ente regulador de Telecomunicaciones y Transporte de Bolivia) con un compromiso de mejorar la infraestructura de internet a nivel nacional.

“Más y mejor internet para Bolivia”, el 17 de mayo de 2012 logró rebajar las tarifas de internet en un 30%. Es un constante referente en Facebook y en Twitter que defiende al internet como un derecho humano, el cual permite ejercer los demás derechos políticos, sociales, econonómicos, etc.

El «Movimiento Software Libre», tal vez el más ‘geek’ de todos y precisamente el de más larga data en Bolivia, es el responsable de anotar un gol de media cancha: “Finalizó el proceso de reglamentación de la nueva ley de telecomunicaciones. En uno de los decretos supremos de reglamentación, en el DS 1793 del 13 de noviembre de 2013, se definen fechas para que todas las reparticiones estatales migren, de manera masiva y obligatoria, hacia el software libre”. Ejercer en políticas públicas, lograr un lobby a nivel gubernamental y generar un decreto supremo, eso no se logra todos los días.

De mi skype con Eliana Quiroz concluimos que, analizando en perspectiva y tratando de ver el bosque y no el árbol, el gran logro de los movimientos ciberactivistas en Bolivia es la participación ciudadana de la clase media. Se decía que la clase media es apática y, pues, ahora, la web le ha dado las herramientas suficientes para expresarse.

Hay un autor, Sandor Vegh que divide al activismo en línea en tres grandes categorías: concientización/abogacía, organización/movilización y acción/reacción. Me pregunto en ¿cuál de estos grupos (¿en todos?) encajan los movimientos activados en el ciberespacio cruceño?

Es hora de volver a la Manzana Uno.

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Me acaban de aceptar en el grupo en Facebook y lo primero que veo es el post que da inicio, donde se incluye la noticia del desalojo y una frase: “La Manzana Uno no se mueve”. Las voces de indignación no se hacen esperar:

Paola Senseve: «Otra más de la Brigada Parlamentaria. Primero, que no hacen nada de nada que justifique los sueldos que ganan. Segundo, que ahora se constituyen en cortapisa para una iniciativa cultural que por sí sola es más relevante, significativa, real y concreta que cualquier iniciativa parlamentaria que hayan propuesto. Por qué no se van a… »

Pablo Javier Deheza: «…pelar ambaibas».

Toshiro Miki: «Es un crimen lo que está cometiendo la Brigada… ¿Qué mas tenemos que aguantar los cruceños? »

Pablo Javier Deheza: «¿Te imaginás ese espacio, hasta ahora ganado por y para la cultura de tod@s l@s cruceñ@s, convertido en oficinas burocráticas donde tristes funcionarios pasarán sus horas llenando crucigramas?»

Toshiro Miki: «Qué mal…Esperemos que cambien esa decisión los de la Brigada. De lo contrario, habrá menos espacios culturales, menos oxígeno para la imaginación de la sociedad cruceña».

Pablo Javier Deheza: «Hay que pelearla. Por sí mismos, estos compañeritos no asumirán conciencia de lo que están haciendo».

Durante 48 horas soy testigo virtual de la articulación en web de más de 10.000 personas desde Santa Cruz de la Sierra, el interior del país y el exterior, alrededor de la defensa de este espacio cultural.

Julio Jordán: “Ya nos ahogaron con impuestos y boletas de garantía… y ahora quieren quitarnos nuestro centro de arte”.

Jorge Sierra: “Ni c… toman la Manzana 1. Antes tendrán que pasar por encima de los artistas (me anoto) que valoran el trabajo que con esfuerzo allí se lleva a cabo”.

Isabella Prado: “Los parlamentarios deberían hacer las gestiones para que ese espacio pase definitivamente a ser cultural y de arte, como es ahora. Así sí aportarían”.

Y ese día nació el grupo en Facebook de mayor y más rápido crecimiento en Santa Cruz de la Sierra, el ciberactivismo había cruzado el Piraí y había llegado pa’ instalarse en el poblao.

José Antonio Prado es un líder de opinión cruceño, conocido por llevar adelante el Programa de Formación Ciudadana del Centro de Estudios para el Desarrollo Urbano y Regional (CEDURE) y por ser uno de los activistas fundadores del Colectivo Árbol, gestor cultural, coordinador general de Revolución Jigote (inexistente todavía para efectos de la Manzana Uno) y, además,  facebukero comprometido. Lleva años trabajando en planes de formación ciudadana y casi toda la gente que conoce en Santa Cruz está apoyando la movida de la Manzana Uno.

Gabriela Ichaso es otra de las impulsoras, quizás la más activa en Twitter, y la que desde el inicio tuiteó y llenó de mensajes a diputados, asambleístas y senadores, tratando de crear opinión pública y de llegar a ellos a través de las redes sociales.

Julio Jordán es otro líder de opinión en Facebook.

Como dice Dolores Reig, las redes sociales son capaces de desconcentrar el poder y crear micro-líderes. Todos los micro-líderes cruceños estaban apoyando la defensa de la Manzana Uno.

José Antonio Prado: «Les sugiero leer la entrevista que le hizo Leyla Anas al honorable Salces, si no tienen el hígado delicado. Es increíble la ignorancia de esta autoridad. A ver si aprendemos a votar mejor para la próxima».

Gabriela Ichaso Elcuaz: «¡Hay que avanzar contra el tiempo, la decisión la toman hoy! ¡Estamos contra el reloj! | Ley de #ManzanaUno para los artistas: No es lugar de políticos ni protestas, sino de cultura. ¡Gestionen canje con GM! (Estoy hace media hora en ello)».

José Antonio Prado: «Me estoy informando sobre el asunto de las opciones prácticas. Reporto en unos 40 minutos».

El 26 de octubre sale a flote una voz que indica que vale la pena reunirse en el mundo real y articular esfuerzos, pero en físico.

Nelson Kinn Monje: «Alguna organización con poder de convocatoria debe citar YA a alguna acción pública, reunirnos en la Manzana Uno pronto, asamblea, vigilia, reunión, guitarreada………, lo que sea. Ya lo dijeron, es hora de ir por todo, pero juntos y en versión física, no virtual».

Esa organización era el CEDURE. El hombre con el poder de convocatoria para la logística era José Antonio Prado. Pero no estaban solos. Mientras todo esto sucedía, Ronaldo Vaca Pereira, cantante y líder de la banda de rock Animal de ciudad, viajaba por su propia cuenta a La Paz. Su objetivo: hablar con el vicepresidente Álvaro García Linera, detener todo esto.

«Hola a todos. Soy Daniela, la persona que creó el grupo en defensa de la Manzana Uno. Les escribo para informarles que se creará una carta abierta para plantear el tema formalmente. El Viernes 26 de octubre nos reunimos en la Manzana Uno a las 18:30.

Asimismo, el día sábado y domingo, aprovechando los conciertos que tendrán lugar en la Manzana 1, estaremos con el libro de firmas para apoyar la causa.

Esperamos contar con sus firmas, las de sus amigos, vecinos, familiares y todos aquellos a quienes puedan informar.

La convocatoria ha sido increíble, hemos logrado que más de 4000 personas se informaran y se unieran en menos de 24 horas. Esperamos un número parecido o mayor para el fin de semana.

Saludos».

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Un año y cuatro meses después. Me estoy tomando un café con La Pulga en el Café 24, a una cuadra de donde sucedió todo. Mujer menuda de ojos claros y vivaces, llueve a cántaros afuera y está con su novio, tenemos sólo una hora para hablar.

– ¿Cierto que todo lo que hiciste para la Manzana Uno lo escribías desde tu celular?

– Cierto, todo, las fotos, los videos, los posts en Facebook.

– ¿Cómo te sientes después de todo este tiempo con respecto al Manzanazo?

– La convocatoria el 26 de octubre fue alucinante, estaban todos, la foto con las manzanas en alto salió en todos los periódicos del país. Me pidieron muchas entrevistas. Hace poco di una. Pero siento que todo quedó inconcluso y estoy algo decepcionada.

– ¿Por qué?

– Podríamos haber ido por más. Podríamos haber recuperado todo el edificio que alberga la Manzana Uno, pudimos haber articulado con Ejti y Juan más esfuerzos para lograr que la Galería sea autosustentable. Sé que sigue sufriendo de plata.

– Pero, bueno, la Manzana sigue ahí, ¿no?

– La Manzana Uno no se movió – y sonríe.

 

Esta crónica se elaboró en el marco del Taller de Crónica Periodística de la UEB.

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