Santa Cruz tiene el mayor índice de diabéticos del país. si bien la prevención y control de la enfermedad están supeditados a llevar una alimentación saludable, concientizar y lograr un cambio en los pacientes y sus familiares es muy complicado indiferentemente de la formación y el nivel socioeconómico. llevar una dieta saludable puede ser costoso económicamente, pero más lo son los tratamientos y medicamentos en casos de complicación diabética.

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“La educación es la clave, pero yo me rompo la cabeza pensando cómo hacer entender eso a la gente, porque hay hasta médicos que sufren de esta enfermedad y no se cuidan”. Quien dice esto es Ana María Barba, médico endocrinóloga responsable del programa Diabetes de la Gobernación y educadora en Diabetes. Una de sus principales funciones es educar a las personas para prevenir y controlar esta enfermedad que en Bolivia tiene una prevalencia de 7,2%, pero que en Santa Cruz alcanza 10,7%.
“Esto es una epidemia, pero como no contagia, como no duele mientras no se está grave, la gente no toma conciencia”, señala la doctora Barba, que se apoya en datos de la Primera Encuesta Nacional de Diabetes y factores de riesgo asociados: hipertensión y obesidad, realizado por las sociedades de Endocrinología, Organización Panamericana de la Salud (OPS) y el Ministerio de Salud, que apunta además que Santa Cruz presenta índices superiores al promedio nacional en cuanto a factores de riesgo, con 22.8% (17.9 % nacional) en hipertensión y 30.3% (21.8 %) en obesidad.
El Ministerio de Salud de Bolivia, estima que de los 10 millones de bolivianos que arrojó el último Censo de Población en 2012, por lo menos un millón son diabéticos, mientras que el Sedes de Santa Cruz estima que en el departamento son más de 100 mil afectados. En 2103, la Organización Panamericana de la Salud estimó que en el mundo existían 370 millones de personas con diabetes, de los cuales por lo menos la mitad ignoraba que padecía el mal.
Barba pone énfasis en que la educación y los buenos hábitos son claves para la prevención y control de esta enfermedad, y como educadora es consciente de lo difícil que es lograr la concientización y el cambio de actitud en las personas que sufren o tienen riesgo de esta enfermedad.
Similar parecer tiene Lily Tapia, presidenta de la Liga de Diabéticos de Santa Cruz, que aglutina a más de un millar de afiliados entre personas que padecen la enfermedad y sus familiares. “Cuesta mucho que tomen conciencia, yo tengo que llamar por teléfono a la gente para hacerles acuerdo que hay capacitaciones o cualquier otro beneficio, de lo contrario asiste poca gente”, dice con pesar esta mujer que en 1994 fue diagnosticada con Diabetes.
Al síndrome metabólico que se caracteriza por la hiperglucemia, que es un alto nivel de azúcar en la sangre, se le denomina Diabetes mellitus. Esta enfermedad es resultante de defectos en la secreción de insulina, acción de la insulina o en ambos. La Diabetes es de carácter heterogéneo, con grados variables de predisposición hereditaria y de diversos factores ambientales que afectan al metabolismo intermedio de los carbohidratos, proteínas y grasas. Los factores de riesgo se incrementan en las mujeres por su sola condición de género y se incrementan por la edad a partir de los 40 años.
“Me diagnosticaron Diabetes a los 31 años, pero no hice caso, seguí mi vida comiendo y bebiendo como siempre, y dos años después, caí enfermo, bajé más de 20 kilos, no podía ni caminar, mucho menos trabajar. Mi esposa me abandonó y quedé librado a mi suerte. Como pude conseguí para insulina y otros medicamentos. Luego conseguí un trabajo como centralista de un radio móvil en el que no se hace esfuerzo físico”. Así relata Ricardo (35), cómo la enfermedad por poco acaba con su vida en un lapso de dos años en que pensó que ignorarla era lo mejor.
Educación versus dejadez

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La doctora Barba señala que permanentemente el Servicio Departamental de Salud (Sedes) de Santa Cruz realiza capacitaciones a médicos de instituciones de salud privadas y públicas para que pongan énfasis en la educación de los pacientes. También se encargan de realizar concientizaciones en ferias de salud, campañas de prevención y programas como “kiosko saludable” para cambiar los hábitos de alimentación de los niños de colegio.
“Los resultados no han sido satisfactorios, empezamos con una veintena de colegios, pero los venteros se quejan porque las frutas y los productos sanos se les quedaban, no tenían muchas ventas”, comenta.
En lo que se refiere a la concientización reconoce que los médicos precisan atender rápido a sus pacientes, pero cree que es fundamental que se tomen un tiempo en educarlos. “El tiempo es un factor muy importante para tener resultados, por eso damos capacitaciones a los médicos; imagínese, si yo charlo con personas profesionales y muchas veces no se logra un cambio, es más difícil con personas de menor nivel de formación, con las que hay que adecuar el lenguaje, es muy complicado”, señala Barba. Agrega que según su experiencia el nivel económico y de formación no es garantía de que las personas afectadas tomen conciencia y se cuiden, pues en muchos casos las personas de ingresos altos creen que solucionan el problema comprándose medicamentos caros traídos desde el exterior del país, pagando seguros internacionales, etc. “Conozco médicos que no se han cuidado, que han sido trasplantados o se deben realizar diálisis constantemente y se han complicado”, comenta.
Señala que muchos consideran que llevar una dieta saludable es costosa económicamente, pero reflexiona que se debe tomar consciencia de lo mucho más costoso que puede resultar cuando se complica. “Una diálisis cuesta en promedio $us. 100, es una terapia que sustituye la función del riñón, cuando se funde y no se puede eliminar el tóxico de la sangre a través de la orina. Tres diálisis a la semana significan $us. 1.200 al mes. La eritoproyetina, que se toma cuando el riñón tiene la hormona que estimula la producción de glóbulos rojos, cuesta entre $us. 20 a 25 el frasco que sirve para una aplicación y que se coloca por lo menos una cada semana o 15 días”, ejemplifica.
La Diabetes tipo 2 se da en adultos y el páncreas aún produce insulina, mientras que la Diabetes Tipo 1 se da cuando ya no hay células en el páncreas que produzcan insulina. Para estos casos, el medicamento Lantus cuesta $us. 100 y dura un mes, se coloca una vez por día y su acción es lenta; la NPH cuesta Bs. 170 y su efecto dura 12 horas aproximadamente, y se diferencia porque tiene pico de acción.
Centro de Diabetes a bajo costo
El Centro de Diabetes Cardenal Julio Terrazas, dirigido por la doctora Mayoka Durán, atiende a las personas afectadas con consultas a bajo precio, Bs. 20 con especialistas diabetóloga, nutricionista y psicóloga, de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno. También brinda charlas educativas los sábados y con el aporte del chef Carmelo Balleta, autor de un libro de recetas especial para diabéticos, que enseña en el centro a preparar alimentos de manera saludable.
Recientemente la Gobernación ha destinado a un profesional para la revisión del pie diabético. El centro funciona en la calle Río Moreno, paralela a la avenida Roca y Coronado, entre tercer y cuarto anillo.
Lily Tapia comenta que la afiliación a la Liga de Diabéticos tiene un costo de solo Bs. 10 para el carnet y que entre sus actividades se encarga de gestionar beneficios para los afiliados a bajo costo en el Centro de Diabetes Julio Terrazas, como el caso del chef. “Solo se cobra a los afiliados lo que se gasta en los insumos para preparar las recetas”, señala, ya que los capacitadores son voluntarios que solo buscan ayudar a la gente de escasos recursos que padecen diabetes.

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La alimentación en base al “Plato boliviano” es una de las premisas que se busca imponer desde el programa Diabetes del Sedes de la Gobernación, para concientizar a las personas diabéticos o con propensión a padecerla, ocupen la mitad de su plato con verduras crudas o cocidas, y que la otra mitad esté compuesta por un solo carbohidrato (1/4) que puede ser arroz, fideo, yuca, papa o choclo que se transforman en azúcar en el intestino; y por proteínas (1/4), ya sea pescado, carne sin grasa o pollo sin piel.
También se recomienda comer entre 3 y 4 frutas por día en diferentes horarios, 1 a 2 litros de agua por día y realizar ejercicio físico (con cierta intensidad) tres veces por semana.
“Se puede hablar horas y horas con las personas, pero al final cada una es la que toma la decisión de cuidarse o no”, señala la doctora Barba, quien comenta que hace muchos años se solía educar e informar a los pacientes pero sin asustarlos, ahora la tendencia entre los médicos ha cambiado y se les debe dar a conocer las consecuencias de no cuidarse, ahora se habla claro sobre la pérdida de la visión, impotencia sexual, amputaciones y otras. “Se debe conocer bien a las personas, hablar mucho con ellas y saber cómo llegarles, tratar de conocer y anticipar cómo reaccionan, si son disciplinadas, si tienen tendencia a la depresión, si son reflexivas o impulsivas, es algo muy importante saber cómo llegar a cada persona”, señala la educadora en diabetes.
Recomendaciones

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- ¿Cómo saber si tenés diabetes?
Síntomas: mucha sed y hambre; pérdida de peso, falta de energía, ganas de orinar permanente.
- ¿Cómo confirmar si sos diabético?
Procurar atención médica y examen de glucemia (azúcar en la sangre). los valores son: normal 70 a 99 mg/dl; prediabetes 100 a 125 mg/dl; diabetes mayor o igual a 126 mg/dl en ayunas, mayor o igual a 200 mg/dl a cualquier hora del día.
- ¿Quiénes son propensos a ser diabéticos?
Personas con antecedentes familiares de diabetes, obesos, personas con colesterol elevado, con hipertensión y los de vida sedentaria.
- ¿Qué deben hacer las personas que ya saben que son diabéticas?
Control médico periódico, por lo menos 3 o 4 veces por año con exámenes de glucemia, de orina y hemoglobina glucosilada.
Examen de fondo de ojos una vez al año por oftalmólogo
Examen periódico de pies (deben exigir la revisión en la consulta médica)
Control una vez al año de corazón y riñón, con electrocardiograma, urea, creatinina, microalbumiria y lípidos.